Fue una cita con varias de las grandes canciones de la época. Black Amaya al mando de la batería, un grupo de artistas locales que no toca tan seguido como debiera, y la sala del Bicentenario colmada como en las grandes ocasiones.
Las voces de Luis Giorgis y Javier Conti, el gran Gustavo Sampaolesi en guitarra, junto a Leo Zanco y Rolo Villagra, Giorgis y Conti en bajo, más batería y armónica con David Guirini, Santiago Battaglino y Luis Montes, sirvieron para que clásicos inoxidables hicieran aplaudir a rabiar a un público que, como suele suceder en cualquier espectáculo de rock argentino, atraviesa distintas generaciones, cuyas edades van desde la del propio Negro, y llega a pibes que arrancan como lo hicieron todos los que estuvieron en el escenario, con el sueño de tocar y tocar.
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