El hecho ocurrió a las 2.30 del sábado, cuando los pibes tocaron el timbre del domicilio de esta persona, pidiéndole agua. El hombre conocía a uno de ellos, por lo que accedió a franquearles la entrada, y se dirigió a la cocina para satisfacer el pedido. Luego, el hombre declaró que tuvieron un breve lapso de charla y los jóvenes se retiraron.
Más tarde, al buscar sus teléfonos celulares descubrió que habían desaparecido, aunque nunca se percató del momento en que los tomaron, ya que no ejercieron violencia alguna.