El jefe del 7º Distrito santafesino de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), Rafael Pretto, evaluará hoy la situación del puente de la ruta 9 sobre el río Carcarañá, que une Correa con la localidad del mismo nombre, y que estuvo cubierto por la crecida varios días y que permanece aún clausurado para el tránsito. “Es muy importante su presencia, porque podrá darnos un informe fehaciente de la gravedad de la condición del puente, porque hasta ahora son meras suposiciones”, dijeron desde el Ejecutivo municipal de Carcarañá.
El descenso de unos dos metros del nivel del agua en los últimos días hizo que la estructura aflorara nuevamente, generando preocupación por el deterioro que muestra su calzada y que ha afectado a ambas manos, especialmente en la zona del guardarrail.
Aún se observan gran cantidad de troncos que fueron arrastrados por la corriente y según las autoridades, es imposible predecir cuándo se normalizará la altura y el cauce, aunque remarcaron que “la tendencia es favorable siempre y cuando el buen tiempo acompañe”.
Estructura afectada. Ayer, equipos de la DNV y de relevamiento de puentes deslizaron que la estructura está más afectada de lo que se pensaba. A su vez, dijeron que habrá que hacer estudios específicos “para ver cuánto más de lo que se ve a simple vista está comprometido”.
Fuentes municipales afirmaron que “se socavó mucho” y consideraron que seguirá cortado “por largo tiempo”. Una empresa local, dedicada a construir puentes, aventuró que la única solución sería derrumbarlo y hacerlo de nuevo ya que fue hecho siguiendo la pendiente al río, cuando debería estar sobreelevado.
Los vecinos que usan esta vía en forma diaria mostraron su preocupación por los tiempos de reparación o reconstrucción que pueda demandar y resaltaron que por el aumento del caudal del curso de agua, la ciudad se quedó sin el denominado Puente Blanco, que une esta ciudad con Lucio V. López.
Recordaron que a principios del 2009 se colocó a modo de emergencia un puente tipo Bailey que fue sacado en 2012. Desde entonces, chacareros y estudiantes deben recorrer varios kilómetros para comunicarse con los centros educativos y sus producciones agropecuarias.
Unas 15 familias del barrio Formoseños retornaron a sus hogares y otras ocho permanecen en cabañas municipales del parque Sarmiento porque sus casas aún tienen agua o están muy deterioradas. Se estima que este grupo podrá regresar este fin de semana. “Desde hace 10 días estamos trabajando con el programa Volver a Casa junto al equipo de Protección Civil y organismos y agrupaciones que se sumaron. Las casas más afectadas son unas 15”, dijo Verónica Schuager, secretaria de Desarrollo Social y Salud del municipio.
Las tareas incluyen la limpieza de las propiedades, fortalecimiento de paredes y distribución de donaciones que llegaron de distintos puntos. “Calculamos que nos quedaran 10 días de labor para la etapa de regreso y luego seguiremos trabajando en el sostenimiento de las familias”, agregó la secretaria.
El área de Toxicología y Epidemiología del Ministerio de Salud de la provincia trabaja en la zona costera para lograr que retrocedan las alimañas que trajo la crecida. Estos animales se acercaron no solo al barrio Formoseño sino también a otros sectores poblados.
La responsable del área, Silvia Martínez, advirtió a la comunidad que ante una eventual picadura de algún animal venenoso deben dirigirse de inmediato al hospital local para recibir la atención primaria necesaria o ser derivados al Hospital Provincial de Rosario. Por su parte, la oficina municipal de Seguridad Industrial y Comercial realizó fumigación contra alacranes a la vera de las vías del ferrocarril y en otros sectores.
Personal médico del Samco trabaja en la sala de atención primaria de salud del barrio Formoseño y el móvil de sanidad animal realiza asistencia veterinaria a las mascotas. En el parque Sarmiento quedan sectores con agua, el río aún no está dentro de su cauce natural.
Agenciafe/La Capital