La segunda edición del homenaje de músicos rosarinos a los 50 años de historia del rock en castellano, al que se lo considera como tal desde la salida al mercado, en 1965, del primer simple de Los Gatos Salvajes, el grupo creado por Lito Nebbia, tuvo su primera jornada en la noche del sábado en el Anfiteatro Municipal rosarino.
Actuaron músicos de Rosario, que está marcada a fuego por ese nacimiento y sus protagonistas, y por todos los demás que los siguieron hasta hoy, tocando canciones propias y de otros intérpretes de esa historia. Y justamente en un acontecimiento de y para Rosario, el cierre estuvo a cargo de una banda cañadense, que integra el cielo del culto al rock and roll de estas tierras, como lo fue Punto G.
Anoche se reunieron, y de acá estuvieron Carlitos Verdicchio, Rubén Carreras, Juancho Albertengo y Coki, y la presencia en el aire de Tato Fernández, cuyo saxo tuvo un lugar en el escenario.
Hubo mucho público, y dentro de éste una buena cantidad de cañadenses, como correspondía a la entidad que la presencia de los G le dieron a la noche.
El grupo cerró con tres temas, Geegeegee, Indios y Cae Lenta, en lo que constituyó una doble emoción, la del propio concierto en sí como símbolo de toda una época, y la re unión de aquéllos que aún hoy, después de tantos años, significan algo importante para mucha gente.
Foto: Damián Garnero / Otrodía.com