El cartelito “El servicio Cañada -Rosario del día tal está suspendido” se ha vuelto moneda corriente, dos o tres veces por semana, en la estación Cañada de Gómez, y por ende, en todas las del corredor hasta Rosario del recorrido ferroviario. La causa en cada caso es la falta de locomotora, lo que implica la frustración permanente entre quienes acuden a utilizar el servicio, cómodo, barato, aunque lento, por las ya conocidas condiciones en las vías.
Que ello iba a ocurrir estaba escrito desde diciembre del año anterior, ya que el gobierno nacional hizo expreso su interés en despojarse de cualquier empresa que pertenezca al Estado. Una de las tácticas, ya utilizada por gobiernos con las mismas inclinaciones, es dejar de invertir, convertir el servicio en una especie de fantasma, para que finalmente la gente que lo sostenía se harte y la supresión se caiga de madura.