El anterior Gobierno cerró fábricas y éste las abre, hay síntomas económicos, cuando a un empleador le cuesta pagar los sueldos y a los empleados no les alcanza para vivir dignamente hay un quiebre. Hoy, al mismo empleador, con el crecimiento macro le es fácil y no lo afecta pagar un sueldo, y al trabajador no solo no le alcanza, sino que lo pone al límite de la pobreza.
Tenemos que hablar, como siempre, que estos modelos siguen siendo garantizados por los mismos. Tener esa mirada de ninguna manera quiere decir, ni se debe interpretar, que el gobierno anterior debe volver como solución, sino todo lo contrario: profundizó los problemas y nada hace pensar que no lo hará en el futuro.
Su ideología plantea proyectos peligrosos para una sociedad que no aceptaría la quita de derechos, salvo algunos sectores que creen que el facilismo político y las frases vacías de realidad les van a solucionar lo que tanto le preocupa, desde un lugar privilegiado.
Este gobierno lleno de inseguridades, que todo lo charla, rompió la memoria y se olvida que fue votado en su mayoría por los sectores más necesitados.
La pandemia, la guerra, los malos antecesores, no deben seguir garantizando las dualidades de las malas prácticas políticas, que siguen profundizando la desigualdad; es fácil torcerlo desde un dunita con una bandera, o la opinión de alguna acción mediática, pero se vuelve soberbio con sus pares volviendo al pensamiento único como una verdad revelada.
A lo mejor vivimos en un país diferente a ellos en el famoso invisible para la mayoría y maravilloso para su micro clima, el dolor se profundiza al ver trabajadores sacrificados de esas empresas de los mandados, los comedores barriales que crecen aceleradamente, los refugios de hermanos en situación de calle, las miserias que reciben los comedores escolares, el crecimiento de barrios humildes, a los que no les alcanza para alquilar dignamente por los abusos de la propiedad, los que revuelven buscando qué comer, y todo se quiere solucionar con limosnas.
La tristeza se profundiza, se hace más visible en este país real. En el otro país el Estado subsidia y aporta fortunas sin miramientos, petroleras, mineras, todo su desarrollo es la fracasada teoría del derrame, existen dos líneas de pensamientos paralelos que se juntan en los que pugnan por el poder.
El pasado 25 de mayo, los curas de Opción por los Pobres afirmaron que “el Gobierno se ha olvidado de los pobres, del otro lado el ‘derecho’ a morir de hambre”.
Lo queda es que la política representativa deje de estar confundida y logre hallar la salida a tantos laberintos. De lo contrario, se pueden repetir hechos históricos que dejaron mucho dolor y tristezas a la tan manipulada Argentina.
Rubén Eduardo Kelo Moreno