Desde México escribe: Carlos ‘Nahuel’ Porcel
¿Fue entre final de la niñez, albores de pre adolescencia en mi pueblo, cuando nos pusimos los pantalones largos?… ¿Cuando nos creíamos gronchos galanes, con más miedo y pudor que nadie, con vergüenza de gaucho pobre (diría Homero Expósito), y dábamos vuelta a la pista del baile popular, o la llamada discoteque, para ver si la piba que nos gustaba nos daba bola, sudando temerosos que te la afane el cheto con guita y coche nuevo, mientras uno, escondido bien atrasito de todos, intentaba cabecear con disimulo pa’ sacarla a bailar, y que no te vieran los otros, si rebotabas?
¿Fue ahí, que cuando con un vaso de whisky berreta en mano (Otard Dupuy o Cubana Sello verde, intomables…) dabas vuelta y vuelta la pista y terminabas solo en la madrugada, con ardor en el estómago y deprimido, hablando pavadas con tus otros amigos perdedores y desolados?
¿Fue ahí, cuando entre canciones que nos marcaron la vida (como la película El Baile, de Ettore Scola), entre grandes, tal vez soñábamos un amor para siempre, y nos castigábamos con Aznavour, Nino Bravo, Favio, Modugno, Sandro, Matt Monroe, Adamo, Di Capri, Roberto Carlos, Camilo, Beatles, el rock, etcs…?
¿Fue ahi, cuando ella una vez te dijo que sí, y se quedó en las ¨lentas” a bailar contigo, vos apretabas y ella ponía sus manos en tu pecho pa’ mantener la distancia, pues la vieja ¨marcaba¨ desde la mesa con demasiado desconfianza, más, si eras un atorrante y músico? La nena está para otra cosa, con mejor futuro… viste?.
De pronto, se apareció un gran chaparro, que nos cacheteó el sentimentalismo con un ¨La otra tarde vi llover ¨. Y luego siguieron otras, que acompañan en mi caso, y tantos, capítulos o ciclos, donde luego vendrían los agoreros que califican, de que si es romanticismo, o no, o bla bla bla… Por supuesto, prefiero sus canciones cantadas por él mismo, incluso sus versiones con el sonido de antaño, no con estos personajes patéticos de moda, que con demasiada buena voz, no me mueven ni un pelo.
Epoca en que en Argentina, por falta de conocimientos, se subestimaba, ninguneaba, el bolero y la cumbia, la verdadera música de países de esta América mestiza. Por cuestiones de oficio, se dio que muchas veces pudimos compartir buenos momentos con el gran Maestro Armando Manzanero.
Estuve invitado a cantar a su programa en Canal 22, que por ahí ronda el video donde además, canta su tango favorito, La luz de un fósforo, y luego, haciendo un trabajo para la querida cantora Tania Libertad sobre el tango Nostalgias, que era parte del espectáculo con Manzanero.
En esa ocasión, Armando me dijo: maestro, un día quiero hacer un disco de tangos con usted. A mí se me aflojaron los chones… Siguió que Tania me llamara y dijera: Armando quiere que le arregles unos tangos y grabes ya!!!
Y así fue, grabar para él, cuatro o cinco tangos para su espectáculo Armando la Libertad, donde estuvieron de compinches Anibal Berraute, Bocha Mazza y Coco Potenza. Creo que vamos así, con el tiempo, aprendiendo, creciendo y reconociendo, respetando, más allá de géneros, a quienes nos pusieron en oreja y corazón una letra, una música, un andar, acompañándonos en cada etapa de nuestro caminar . Encima también era fanático, como yo, de la lechuga amarga de Argentina, la radicheta…
Salud por su andar en la música popular no sólo de México, del mundo, Don Armando Manzanero.