La medida no contó inmediatamente con el apoyo de la población, e incluso la designación de su primer intendente fue cuestionada porque Andino no cumplía con el requisito de haber residido en la ciudad en los dos años anteriores.
Sobre la jornada del 7 de octubre, se replica un trabajo realizado por Pablo Di Tomaso:
“Ese día se declaró feriado en la flamante ciudad, a las 17 llegó el tren con la comitiva oficial, las autoridades fueron caminando desde la Estación hacia la flamante sede municipal acompañado por un pequeño grupo de cañadenses que, con banda y todo, no era mayor al de cualquier entierro de un vecino querido.”
“Llegados al edificio se tomó lectura del decreto correspondiente y alrededor de las 20 se realizó un banquete en los salones de la Sociedad Suiza donde concurrieron 110 personas, 45 de ellas funcionarios oficiales, empleados públicos y simpatizantes, el resto sólo vecinos de los cuales 35 eran liguistas que pretendían cosechar algo entre tanto revuelo.”
“Ese banquete fue realizado por el Restaurant Del Aguila de Victorio Zammatti e hijos, Carolina hija de Victorio recordó que «eran tres mesas grandes cubiertas con manteles blancos, que estaban dispuestas en forma de U, cada plato y cubierto acomodado con su copa de cristal en la que se colocó la servilleta blanca, doblada en forma de abanico. Entre copa y copa una guía de claveles y helechos naturales…»[5] Después de ese banquete, los invitados se dirigieron al Club Social ubicado entonces en la esquina de Lavalle y Moreno, donde en un ambiente elegante y bastante exclusivo pudieron danzar y divertirse un poco ante tanta mala onda cañadense.”
(De https://ditocdg.blogspot.com/)