El sanjorgense metió a la gimnasia argentina por primera vez en una final de Juego Olímpico. Lo consiguió al terminar séptimo, entre 68 atletas, en la general en anillas. Su familia lo acompañó en las tribunas, mostrando los colores que son sentimiento en él.
Casi nueve horas tuvo que esperar Federico Molinari para confirmar algo que desde temprano, cuando terminó la subdivisión 1 de la clasificación de gimnasia artística, se especulaba: clasificó a un gimnasta argentino por primera vez a una final en Olimpíadas.
Será en anillas, donde este sábado consiguió una puntuación de 15.333 para terminar en el 7° lugar en la general.
La jornada empezó temprano para este hombre de 28 años formado en el Club San Jorge, por eso decidió anoche no estar en la ceremonia de apertura en el Parque Olímpico y, en cambio, descansar en su habitación de la Villa. “Por suerte, salió todo muy bien y esta espera valió la pena, si no se daba también porque estoy muy contento con la actuación que hice”, contó.
¿Cómo comenzó este día interminable para Molinari, quien compitió primero y tuvo que esperar dos series más, viéndolas desde la tribuna? “Ya entrar ahí al estadio te afloja todo, así que demasiado bien salió, era impresionante. Encima cuando entro, prenden las luces y veo en la tribuna a mi novia -quien lo acompaña a todos lados- con la bandera y ya empiezo a llorar antes de competir. Después, fui caminando y tomé una buena decisión al hacer suelo, como para entrar en torneo, sacarme los nervios y entrar también en calor. En suelo hice muy buena serie, que me sirvió para relajarme. Si no hacía suelo por ahí en anillas iba a tener mucha más presión”, repasó.
Fuente: Las Rosas Digital