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A 40 años y 33 de la democracia
Cuarenta años ya pasaron de la toma del poder del estado por las fuerzas militares junto a la cobarde complicidad de una buena parte de los “hombres de negocios” de la sociedad civil. Y como cada 24 de marzo nos volvemos a encontrar para no olvidar. Porque gracias a la insistencia de verdad y justicia de los organismos de derechos humanos cada año que pasa se refuerza la memoria colectiva con renovados vientos de memoria.
El paso del tiempo, lejos de tapar con su manto de olvido, en este caso, nos permite develar algunas verdades que se van viendo cada vez más claras con la distancia. El golpe fue la herramienta de época, posible y necesaria, delos grupos económicos dominantes para instalar un modelo que permitió aumentar sus ganancias a costa de los trabajadores.
No es una casualidad que la mayoría de los desaparecidos sean estudiantes(20%) y obreros o empleados(más del 50%). La intervención de los sindicatos, la apertura de las importaciones, la especulación financiera, el fortalecimiento de grandes monopolios, el endeudamiento del estado, tuvieron vía libre a partir del terrorismo de estado. Se cimentó el capitalismo que mostró sus peores fachadas al pueblo trabajador y se decretó el fin de la historia. Después de los 80 continuamos con muestras de sus versiones democrática, liberal y serio, pero seguimos viendo como las tapas de los diarios vuelven a repetirse.
Nos cuentan de la inevitable necesidad de “honrar” una deuda y sin investigar su legitimidad, a pesar del fallo judicial que así lo determina,para ser vistos como buenos pagadores listos para volver a tomar otro endeudamiento. Así “nacemos debiendo y morimos pagando” como dijo ese ejemplar hombre Adolfo Perez Esquivel.
Este golpe económico le rompió la cabeza a mucha gente y donde antes se perseguía un ideal ahora se corre un billete. Hoy el partido militar no está en el poder, pero los grandes grupos económicos siguen haciendo de las suyas cobrándole a los únicos que producen valor, los trabajadores. La represión no es tan explicita, no está tan bien vista, pero sigue enquistada en muchos despachos y en buena parte de la sociedad civil como, tomando palabras de Alfredo Grande, una
“cultura represora”. Los exponentes de esta cultura desconocen la independencia de los poderes del estado y actúan burlando sus leyes y funcionamiento, amparados en el poder que creen poseer. Debemos estar atentos y responder con resistencia organizada a estas expresiones. Nos preocupa la profundización de leyes regresivas como el proyecto X o el protocolo anti piquete.
No confiamos tantito así, como dijo el Che del imperialismo, sea que nos inunde con tapiceras chinaso con semillas estadounidenses. Convencidos que el devenir histórico no es un devenir profético, un destino programado, sino que se construye, que es el resultado de nuestras acciones, de las acciones de todos los hombres.
Creemos que el golpe no fue idea de tres milicos borrachos en la madrugada del 23 de marzo ni la recuperación de la democracia nació por un sueño de AlfonsinLos nietos recuperados, los 33 años seguidos de democracia, los juicios a los represores, estos 19 años de actos, la ampliación de algunos derechos y libertades recuperadas siguen pariendo esperanza. Y son muestra clara de la necesidad de comprometernos, de defender esta democracia día a día y no solo con un voto cada cuatro años.
De reconocerla imperfecta, inacabada y sabernos capaces de mejorarla, de superarla. De ser conscientes de la importancia de la unidad, no a cualquier costo, sí contemplando las diferencias y promoviendo los consensos.
ADDHH Cañada de Gómez