Esta entonces recibió con plácemes la apertura de bancos de renombre, los que sólo van a pequeñas localidades si la actividad resulta rentable, en contraposición con los que, como el fenecido Banco Provincial de Santa Fe, llegaban a rincones de nuestra provincia a prestar un servicio sólo porque allí vivía gente que los necesitaba.
Ahora, el Banco Macro (continuador del Bisel, y éste del Independencia), acepta que en un plazo más o menos inmediato, cerraría en las plazas apuntadas.
Ahora, las esperanzas están puestas en que: a) otro banco compre la sucursal u oficina; b) que puedan concretarse negocios que los hagan más rentables. Ergo: que las comunas realicen sus operaciones con ellos.
Bustinza es un ejemplo de pequeñas comunidades casi olvidadas: la única casa bancaria del lugar, a punto de emigrar, quedando la población –jubilados, empleados bancarizados- desguarnecida, sin lugar donde cobrar sus haberes, además de pago de impuestos, cuentas corrientes, y todo lo que significa el banco para una comunidad productiva.