La Casa del Bicentenario fue el ámbito para que una vez más Carlos Fernando Porcel de Peralta, o Nahuel, un hijo de estas tierras, aporte su música que como siempre, significa entrar en un mundo donde se mezcla la creación pura, pero también la nostalgia por los lugares donde creció, y l influencia de los caminos que recorrió desde entonces.
A sus temas habituales, como el Triunfo de mi abuela, Que mis hijos por el mundo, Pereyra, o Pájaro de rodillas, agregó la compañía de Cristian Gustaffson, bandoneonista de la Orquesta Municipal de Tango, con quien interpretó varios tangos y milongas clásicos de su género, a los que sumó Y la milonga lo sabe, de su autoría. Luego, ya en el final, El bajista Daniel Vélez compartió el escenario en tres temas, incluido La loca Teresa, un estreno absoluto.
En el medio, el frecuente intercambio de Nahuel con el público puso una nota de calor. En la platea estaban muchos amigos, compañeros, afectos de una ciudad que lo recibe segura del lo que el artista va a entregar.