Tras la última concesión en alquiler de las instalaciones de la Soiedad Suiza, la entidad pudo recuperar, tras una larga batalla judicial, el control de su edificio, cuyas llaves les fueron restituidas en los últimos días. Al ingresar, los miembros de la comisión directiva se encontraron con una buena cantidad de destrozos (ver fotos), que incluyen cielorrasos removidos, artefactos de baños y cocina desaparecidos en algunos casos, quitados de su lugar o rotos en otros, una increíble cantidad de suciedad, heladeras dañadas, lo que da una idea de cierta saña puesta en la tarea de destrozar lo que se ponga, y de robar lo que se pueda.
El edificio, cuya decadencia edilicia tras muchos años de conserjerías desafortunadas era palpable, había sido declarado como de patrimonio histórico provincial, y se estaba a la espera de la llegada de fondos del gobierno para comenzar su remodelación. A ello se le agrega la presente situación, que hará necesaria una ayuda mucho más importante para rehabilitar un sitio de indudable valor histórico, cultural y afectivo para los cañadenses.
