De acuerdo al relato del matrimonio ataado, de 87 y 778 años, ambo se encontraban desayunando en la cocina de la casa, cuando al asomarse la señora por una ventana por haber escuchado ruidos extraños en el exterior, pudo observar que un sujeto metía la mano y hacía girar la llave de la puerta del patio. La mujer corrió hacia el frente de la casa, pero otro de los asaltantes había inmovilizado a su esposo, exigiendo la entrega del dinero.
Posteriormente los hicieron ingresar en el baño, y cerraron la puerta aunque sin llaves, procediendo a revolver todos los ambientes de la propiedad, llevándose dinero y algunas alhajas.
Las víctimas declararon que los sujetos no exhibieron armas ni ejercieron ningún tipo de violencia personal, y tras el robo escaparon por la puerta principal.