Están profundizando las consecuencias, sin revisar las causas ni tomar conciencia que se está entrando en un espiral que nos puede llevar a situaciones sociales inimaginables.
Los signos de estas prácticas deberían alarmar a estos sectores que toman a la sociedad como si fuera un juego donde predomina la soberbia, mezquindad, ambiciones desmedidas, y esa hambre insaciable que nada tranquiliza; esto está penetrando socialmente y nos tiene desconcertados.
En un punto nos llega esa violencia que se está viviendo, si observamos cómo se van sumando ladrillos, desde lo irracional, para este gran muro que se está armando.
La Corte Suprema de Justicia Nacional con su asalto a los otros poderes, violando la Constitución que debe defender, nos deja indefensos e incrédulos ante tamaña actitud, cuando en un acto de violencia, impone a un Senador en el Concejo de la Magistratura, con total descaro y en línea de pensamiento con la Corte, alguien que desprecia el Estado de Derecho, traicionado por su subconsciente, ignorando estos 39 años de democracia, congraciado con la dictadura más sangrienta, que violó todos los derechos, lastimando a todas las victimas de ese proceso, las que siguen reclamando memoria, verdad, y justicia.
Una jueza a quien le toca investigar el atentado terrorista contra la Vice Presidenta, y que cuando en la línea investigativa aparecen nombres ligados al poder, los que la ubicaron en ese lugar, deja de avanzar y comienza aislarse en un acto de injusticia.
Jueces que fallan a favor de violentos que amenazan de muerte a sectores políticos, medidas judiciales que benefician a los acusados de delitos graves, persecución ideológica, los familiares de los muertos del ARA San Juan, quienes en vez de justicia solo reciben la impunidad del poder.
Las empresas de medios de mucha influencia en los grandes sectores que consumen estas líneas editoriales, cargadas en su mayoría de mentiras comprobadas en la web, pero que de tanto repetirlas aparentan ser verdad, parecen inspirados en Joseph Goebbels, mano derecha de Adolf Hitler. La frase de Goebbels, mientras ocupaba el cargo de ministro de Propaganda durante el III Reich fue “miente, miente, que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”.
Los referentes periodistas de estas empresas recorren medios y redes sociales, aportando estas prácticas, conscientes de dónde tienen que llegar para indignar a vastos sectores.
En un país que exporta alimentos y que habla de crecimiento económico, pero muestra esa gran peregrinación de pobres para reclamar comida, pero que a su vez revindica como un acto revolucionario las metas de un pago de deuda externa… Decía Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz y referente mundial por los DDHH: “Perdonen mi ignorancia pero, a qué se refieren cuando afirman que hay que honrar la “deuda soberana”: ¿Por qué el país, tiene que pagar lo legítimo y lo ilegítimo sin investigar una deuda inmoral, injusta, manchada con la sangre del pueblo? ¿Por qué pagar una deuda que ya se pagó tantas veces? ¿Qué han hecho los gobiernos democráticos para no ceder la soberanía nacional a tribunales extranjeros y evitar este engaño?”
Cuando era niño armaba una pelota de trapo con papel de diario y medias viejas, y la envolvía con piolines para que resista las patadas. También nos divertíamos con otros juegos, entre los que estaba uno al que llamábamos el “engaña pichanga”. Cuando alguien contaba algo y dudábamos, o descubríamos que nos mentían, le decíamos que era un engaña pichanga (porque nos querían “meter el perro”). Y cuando descubríamos la mentira recibíamos un caramelo y cuando no, debíamos pagar una prenda.
En nuestra Argentina, podemos seguir enumerando actos que construyen violencia. En el pasado se hablaba de la caridad que contenía el descontento, hoy pensamos que es más fuerte la indignación, siempre se está a tiempo para modificar rumbos, lo que no siempre está es la capacidad para mirar lo que se está logrando con tantos actos de confusión, con un juego perverso. La política y el bienestar de un pueblo no son un juego, sólo necesitan democracia plena con estado de derecho, y no una lucha de sectores constructores de sus propio bienestar.
Rubén Eduardo Kelo Moreno