El acto fue organizado por la Asociación Cañadense de DDHH y Fraternidad por una Vida Digna.
Durante el mismo fue descubierta una placa que rememora el período 1962, de su llegada a la ciudad, hasta 1969, momento de su salida forzada del cargo de párroco, y posteriormente los tres años en que Amiratti permaneció en Cañada, ejerciendo su ministerio en galpones prestados, circunstancias en que la inmensa mayoría de nuestra población acudía a misa, a bautizarse o tomar la primera comunión, en franca oposición a las ceremonias oficiales regidas por el Arzobispado.
Luego del acto formal, algunos de los presentes dieron sus testimonios, estampas de lo que el sacerdote dejó en cada uno de ellos, lo que lo transformó en un fenómeno social que perdura.
Institucionales
Recordación de Amiratti en un acto
En Plaza de la Vida se instaló una placa en su memoria, y fue plantado un árbol. Además, los presentes relataron vivencias de esos años en los que el sacerdote cumplió su función pastoral en Cañada de Gómez, dejando una profunda huella.