El 22 de abril de 1920 se fundaba la Biblioteca Rivadavia, y quedaba formalizada su primera comisión directica, que tenía a Sixto Suárez como presidente, acompañado de César Bortolatto (vicepresidente), Vicente Leoni (secretario), Roberto Varela (tesorero), Guillermo Aranda (protesorero), y como vocales Manuel García Tiscornia, José González Cervero, María C. de Lucena y Delia Antonietti.
A través de su historia, la institución fue cambiando, sin perder su esencia, y adaptándose a los nuevos desafíos que la actividad va proponiendo, a la vez que se modifican las necesidades de sus usuarios.
Su sala de lectura fue desde siempre un cobijo para estudiantes que al acceden al profuso material didáctico disponible, pero en la actualidad agrega a esa función, la de proveedora de espacios para entidades educativas, como el Instituto del Profesorado.
Además, la entidad promueve sus propias actividades en forma de cursos de idiomas, enseñanza de instrumentos musicales, danzas, teatro y cualquier arte que necesite su espacio.
Y también, una de las actividades distintivas de la institución: la permanente gestión de espectáculos en la sala del primer piso, por donde pasan artistas de todos los géneros. Allí la música y el teatro encuentran desde siempre un ámbito propicio, que a lo largo del tiempo se ha constituido en familiar para los cañadenses.
En una época difícil, en la que a lo económico se agrega la singular etapa atraviesa nuestra sociedad por la pandemia que asuela el mundo, tal vez valga la pena detenernos por un rato a pensar sobre las cosas a las que el duro momento ha detenido, pero que como la historia de la que forman parte, volverán.