En el proceso de lectura, se implican nuevas relaciones y distintas dinámicas entre la persona y el texto, donde se ponen en juego la actividad mental, el juego imaginativo y la apertura hacia nuevos modos de pensar y de ver el mundo. En este sentido, es que es muy importante estimular la lectura tanto en niños como en adolescentes.
Durante la niñez, es cuando los niños comienzan a desarrollar sus capacidades cognitivas, y están abiertos a la experimentación de los distintos deseos y sensaciones que se presentan. En ello, los libros pueden cumplir un papel crucial para estimular ese desarrollo. Al mismo tiempo, leer les permite y fomenta el desarrollo de la memoria, la aptitud para razonar, pensar, establecer relaciones entre un tema y otro, e incorporar nuevas palabras y términos a su vocabulario. Está totalmente comprobado que los niños y niñas que leen desde pequeños obtienen mejores experiencias en sus trayectorias escolares.
Con las jóvenes y adolescentes sucede lo mismo. Además de ser un gran pasatiempo, los jóvenes lectores estimulan sus capacidades creativas, y pueden descubrir nuevas miradas, nuevas experiencias y sensaciones. Sobre este punto, la literatura juvenil se presenta como un elemento clave.
La literatura juvenil, en principio, aborda temáticas particulares que pueden interesar a jóvenes y adolescentes. Los tópicos que allí se desarrollan tienen que ver con acontecimientos, situaciones o sucesos que pueden acontecer a los adolescentes, de manera que esto permite identificarse y sentirse reflejados en los mismos. Esto sin dudas puede ser de gran aporte para que puedan resolver conflictos o sensaciones que ellos tienen que atravesar en esa etapa de sus vidas. En este sentido, en la enseñanza formal de las escuelas secundarias se realizan este tipo de enfoques, y en las asignaturas de lengua y literatura se proponen lecturas específicas. Por ejemplo, el libro “Los Ojos del Perro Siberiano” es una obra que suele ofrecerse como lectura obligatoria, así como también su posterior análisis para debatir sobre diferentes temas como el amor, la muerte, la familia, etc.
Por otro lado, la literatura juvenil ofrece a los y las jóvenes un léxico específico. No se trata de que utilice un vocabulario vulgar o simple, sino que se trata de ofrecerles un léxico que les sea más familiar. Muchos dicen que es una literatura de transición, en el que los jóvenes incorporan de a poco nuevas palabras y conceptos, y a la vez se va ampliando su capacidad de abstracción y relación entre temas, etc.
Finalmente, decimos también que la literatura juvenil ayuda a los adolescentes a incorporar nuevas ideas, y nuevas formas de ver la realidad. En el momento en que están formando sus personalidades, gustos, intereses y comienzan a imaginarse proyectos de vida, la lectura les abre un nuevo juego, nuevas oportunidades, experiencias y nuevos mundos por conocer. Incluso, leer puede aportar distintas perspectivas y miradas sobre una misma temática, y sentirse identificados con una o con otra. En este sentido, las lecturas sirven para que los jóvenes eliminen tabúes, y puedan ir más allá de las limitaciones y estructuras mentales propias, estimulando nuevos pensamientos y movilizando sus emociones.