Prensa En el Recinto. El secretario General del Partido Socialista de Cañada de Gómez, Dr. Hernán López, se manifestó respecto a La Noche de los Lápices y a las declaraciones del concejal Franco Mazzoli.
Días atrás, se recordaron los 45 años de la llamada “Noche de los lápices”. El 16 de septiembre de 1976 y en días sucesivos, a menos de seis meses de instaurada la última dictadura, un grupo de jóvenes fueron secuestrados en la ciudad de La Plata, a 60 kilómetros de la capital argentina, por miembros de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Muchos de ellos, habían participado, durante la primavera de 1975, en las movilizaciones que reclamaron y obtuvieron el Boleto Estudiantil Secundario. Y, como lo destaca un reciente estudio realizado por la Juventud del Partido Socialista coordinado por Sandra Raggio: “La escuela se convirtió en un blanco prioritario de la represión y fue pensada como un dispositivo de esta. Para las Fuerzas Armadas la institución escolar era un lugar para el adoctrinamiento y disciplinamiento social”.
Esa dictadura –la más sangrienta de nuestra historia, que comenzó el 24 de marzo de 1976 y acabó el 10 de diciembre de 1983-, acabó con el estado de derecho y suprimió todas las garantías constitucionales, provocando miles de muerto/as, desaparecido/as, apropiación de niños y niñas, torturado/as, y la aplicación de un plan económico que, al tiempo que desmanteló el aparato productivo, sumió en la pobreza a grandes sectores del país. El golpe contra el gobierno democrático, fue la continuidad del golpe de 1930, de 1955 – casualmente un 16 de setiembre -, y de 1966, aunque sin duda el de 1976 fue el más trágico.
Tan cierto es esto, como también es cierto que los argentinos no hemos sabido o podido, en el período democrático reinstaurado en 1983, resolver la mayoría de nuestros problemas. Seguramente no será cuestionando comprobados e irrefutables hechos del pasado, condenados tanto nacional como internacionalmente, como los argentinos tendremos la posibilidad de reencontrarnos para forjar un futuro mejor. Por eso, ante el agravamiento de nuestras crisis y las voces que aparecen añorando un pasado nefasto, creemos que se hace imprescindible acordar entre todos los actores de la vida política y social de nuestro país, un mínimo de puntos en común que posibilite tener un proyecto de Nación, que nos dé a los argentinos un horizonte de esperanza.