Alfredo Montoya fue el invitado de la edición de esta semana de Músicos de la Cañada, el programa que conduce Rubén Carrera y edita Daniel Ferrero en la Casa del Bicentenario.
Montoya fue docente de piano, en los fondos de la casa que habitaba con sus padres, quienes regenteaban una tienda en calle Lavalle, en pleno centro de Cañada de Gómez, y también, aunque no lo mencionó en el programa, era el maestro de piano y director del coro del instituto José Razetto, en la época en que la institución era regenteada por los Hermanos del sagrado corazón. Alfredo rememoró además los innumerables casamientos en la iglesia San Pedro, en los que junto a su esposa, la soprano Ofelia Tosello, interpretaban el Ave María y la marcha nupcial. Años después, con el auge la música beat que irrumpió a fines de los ’60, Montoya armó el grupo Los Dijes, acompañado de Taka Guerino y Mario Santilli, entre otros.
Después llegó su ida a Buenos aires, apenas comenzada la dictadura del ’76, seguido de su marcha a Venezuela, aconsejado por el también ilustra cañadense Oscar Serrano, donde encausó su carrera hacia el tango.
Su vuelta a la Argentina coincidió con la vuelta de la democracia, y Buenos aires fue la sede de su desarrollo de ahí en más. Vinieron tres viajes a Japón, y giras por numerosos países.
A Cañada vino varia veces, y es recordada su presentación en la Iglesia San Pedro de la Misa Tango, con la agrupación coreutas Unidos por el Tango, y la Orquesta Municipal de Tango, en 2015.
Alfredo Montoya constituye un pedazo importante de la historia musical de nuestra ciudad, a la que regresa de vez en cuando, y en cada una de esas oportunidades produce buenos recuerdos, pero también actuaciones memorables.
