La del domingo tuvo los componentes básicos de una actuación de Carlos Porcel de Peralta. Un puñado de obras que su público cañadense conoce y espera –algunos clásicos como Pereyra y el Triunfo para mi abuela, junto a Pájaro de rodillas-, el recuerdo de su actuación junto a Mercedes Sosa, haciendo esta última, lo que se vio en video antes de la actuación propiamente dicha, pero además de eso, un aditamento, como lo fue la participación de artistas invitados.
Tras sus éxitos, Nahuel arrancó con música folklórica, para lo que contó con la colaboración del bombista Néstor Storti, de Marcos Juárez. En varios de los temas participó la pareja de baile conformada por Cecilia y Martín Chiappino. Luego fue el turno del tango, en el que cobró protagonismo el bandoneón de Cristian Gustaffson, tanto en solo como en dúo con Porcel. Aquí también hubo baile, a través de Victoria Larocca y César Federici.
Fue una reunión entrañable, que a lo musical unió lo emotivo, ya que gran parte del público conoce al artista desde hace años, los que lo acompañaron son amigos o hijos de amigos, y a cada paso aparecía una anécdota que unía a los componentes.
Una pena la escasa difusión que se le dio a la actuación de Nahuel. A veces este tipo de acontecimientos necesita del parte de prensa formal del organizador, ya que confiar meramente en las redes sociales, con las inexactitudes que son su marca de fábrica, desembocan en que mucho público creía que el espectáculo, que arrancaba a las 19, comenzaría a las 21, con lo que llegaron cuando ya terminaba.