La tarde de este domingo pintaba casi para pileta, y así lo fue hasta bien avanzada la misma, hasta que algo cambió: una tenue nube de cenizas, que al principio pudo ser confundida con antesala de lluvias, oscureció todo, mientras que el viento cambiaba y bajaba rápidamente la temperatura.
A su vez, esa atmósfera pesada incidía en la visibilidad en los accesos a las rutas, en un horario en el que muchos cañadenses emprenden el regreso a Rosario.
Las luces de la ciudad en la noche dominguera continuaban enmarcando la bruma provocada por las cenizas del volcán Puyehue, que esta vez se depositaron sobre el sur santafesino.
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Las cenizas volcánicas cambiaron un domingo casi de verano
La jornada cañadense, soleada y calurosa, viró rápidamente a otra con mucho viento, bruma y olor a quemado, a la vez que un polvo fino comenzó a depositarse sobre la superficie. En algunos tramos de las rutas hubo problemas de visibilidad.
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