Robar motos estacionadas, que en el momento de ser sustraídas contaban con mayores o menores medidas de seguridad, es una modalidad que nunca detuvo su impulso, y que en las últimas semanas mantuvo un promedio alto de hechos de ese tipo.
Ayer se sumaron dos casos, uno en Lavalle al 600, de donde se llevaron una Yamaha Crypton de color azul, la que estaba estacionada en la vereda con la traba del volante colocada. Su propietario, un joven de 28 años, describió que estuvo fuera de su vista apenas media hora, lapso en la que se consumó el robo.
Un hecho similar ocurrió en Rivadavia al 1400, con una Honda 250 que sustrajeron por la noche y en este caso hacía una hora que se encontraba depositada en el lugar.