Cumplió cien años “la Normal” y se desató el festejo, que reunió a gente que pasó por el lugar como alumnos, docentes y no docentes, a quienes unió la historia de cariño a un establecimiento que hasta fines de los 60 entregaba docentes a la educación pública.
Precisamente, el Normal Nº 7 fue un adalid de esa idea que por mucho tiempo permaneció inalterable, el de asumir que la excelencia en la educación oficial era un sello.
Este domingo se reencontraron integrantes de numerosas generaciones que compartieron el paso por la vieja casa, en el acto primero, en el almuerzo después, acompañando a una historia que continúa.