Elizabeth González entró, con tres hijos chicos, a una casa vacía ubicada en Brown y Buenos Aires. Allí vive con tres criaturas, mínimos servicios -una canilla en el patio, apenas se traspone la puerta- luz, y un celular que utiliza como el medio de comunicación principal. Desde hace un par de días, alrededor de esta mujer de 36 años, se despertó un río de comentarios cruzados con la polémica, que en muchos casos se dirime en medios como facebook o similares.
“Lo único que quiero es poder criar a mis hijos -asegura Elizabeth- y por eso estoy aquí. Este lugar no existía para nadie, hasta que entré. Nadie lo reclamaba, nadie se preocupaba, por eso yo hablo de ocupación y no de usurpación”.
La mujer recibe desde Barcelona una pequeña cantidad de dinero del padre de sus chicos menores. De golpe, aparece como si liderara un movimiento extendido para ingresar a casas desocupadas. “El movimiento soy solo yo, tratando de sobrevivir y que lo hagan estos chicos. En el caso de la otra vivienda, ayudé a una chica que vivía aquí enfrente, con un bebé y sin agua, ¿sabés lo que es tener un pibe y no tener ni siquiera eso, agua?… Por eso cuando se ubicó, fui a ayudar, cagada de miedo, cuando unos tipos la fueron a apretar…”
Tiene gente a quien agradece alguna ayuda recibida, y espera la actuación oficial, de la que tuvo una aproximación a través de una visita de las asistentes sociales del municipio, a la vez que avizora una discreta vigilancia policial.
Mientras tanto, la sociedad cañadense requiere datos. Aún no se conoce si para acercarse a ayudar en este caso en particular, para interiorizarse del problema social de los sin techo, o para conocer más sobre el “peligro de usurpaciones en masa”.
Foto: Otrodía.com