Argentina ganó 3 a 0 a Croacia, atravesó casi con comodidad la instancia semifinal, y los nervios de todo un país se transformaron en alegría desbordante.
En cada ciudad o pueblo la gente salió a festejar, por un rato nos olvidamos de las penurias, y la final del domingo todavía está lejos, cuando la tensión nerviosa volverá a subir en cada corazón futbolero.
Casi como una chanza, el festejo en Bangladesh, donde viven los más fanas de la Argentina, también se hizo sentir, tal como difunden las redes sociales a estas horas. El fenómeno del fútbol es así, sin lógica, ni Fontanarrosa hubiese imaginado semejante relación entre dos países que solían ignorarse, unidos, al menos por ahora, por el amor a la redonda, a Messi, a Maradona y a ese sentimiento intangible que provoca este juego, y que cada cuatro años alcanza su pico máximo.