Cambia, sobre todo, en las cosas más pequeñas, que, como sabemos, son las que impulsan la innovación y el progreso. También cambia en términos de velocidad: es innegable afirmar que hoy vivimos en un entorno mucho más dinámico y rápido que en el pasado.
Y eso ha exigido un ajuste por parte de todos. Pero quizá lo que más importa hoy en día -sea cual sea el papel o el trabajo- es tener una historia que contar. Aquí es donde la narración de historias ha adquirido una especial centralidad, casi como un fenómeno social, un componente esencial de la vida cotidiana de miles de millones de hombres y mujeres. Es fácil definir el storytelling, es decir, el arte de contar una historia. Una historia que puede ser de cualquier tipo: desde el cuento de la compra hasta el de un viaje.
Y de ahí el rotundo éxito de los podcasts, que, como es lógico, se ven recompensados sobre todo si la voz del narrador puede ser cautivadora, casi sensual al contar una historia.
La conexión entre el storytelling y el mundo del periodismo y la información es casi automática. No hace falta decirlo: el hombre siempre ha encontrado atracción en las historias, la historia lo demuestra. Milenios de literatura comenzaron con las epopeyas, pasaron a los cuentos de hadas y las fábulas y terminaron en las novelas.
Contar historias es una facultad típica del ser humano, una característica. El periodismo nació con la premisa contraria: documentar, contar, investigar. De ahí crónica, contar, narrar. De ahí la necesidad de combinar dos campos diferentes pero complementarios. Hoy, el periodismo es también y sobre todo un factor de narración, declinado en sus diversas formas: escritura creativa, escritura persuasiva, escritura web, etc.
Hoy, en una sociedad que lee pero no demasiado, contar historias es un deber. Saber contarlas, aderezarlas, enriquecerlas es un placer. Y aquí reside la conjunción del mundo de la información y de la narración, un campo quizá aún más amplio y complejo.
Contar una historia, se dijo, es crucial. Y, desde luego, no sólo para quienes informan. Sino para cualquiera. De ahí que cada vez se preste más atención al fenómeno de contar historias, al arte de contar historias, en todos los demás ámbitos. Obviamente, la referencia es la literatura o el cine, pero otras formas de arte también se han implicado profundamente. Entre ellas destaca la industria del videojuego, que ha hecho del storytelling su punta de lanza. “El juego es especialmente popular si tiene una historia que contar. De ahí la inversión en nuevas figuras profesionales: la principal es el diseñador narrativo de juegos”, nos explica Rodrigo Chimeno, de la web SlotVegas.
“El diseñador narrativo de juegos es responsable de crear la historia y la trama de un videojuego o de una tragaperras online. Esto puede incluir el desarrollo de personajes, el diseño de diálogos, la creación de tramas secundarias y la definición de la progresión de la trama principal. En otras palabras, son los ‘escritores’ de este mundo. La creciente inversión en estos profesionales muestra el cambio en cómo se perciben los juegos online: no solo como entretenimiento, sino también como una forma de arte y narración. La creación de historias atractivas y la construcción de mundos son ahora componentes vitales de la experiencia del videojuego, lo que convierte al diseñador narrativo en una figura clave en el proceso de desarrollo del juego”, concluye el editor de Slot Vegas.
Pero para lograrlo, siempre hace falta, ahora y en el futuro, el único actor que hace de la narración lo que es: el ser humano, con su creatividad y sus mil variables mentales.