La situación de Juan Carlos Odi, el trabajador municipal a quien, en medio del paro se le comunicó que no se le iba a renovar el contrato (Odi trabajaba en esa condición desde hace algo más de dos años), había quedado como el nudo del persistente conflicto que ya lleva seis semanas, con paros de 72 horas.
En el interín, el municipio había aceptado varios puntos de las exigencias del gremio, pero el caso del trabajador despedido parecía la barrera infranqueable para uno y otro lado.
En ese sentido, Odi decidió “dar un paso al costado, esta mujer no tiene corazón, veo a mis compañeros sufrir, hay cuatro en huelga de hambre, se vienen las fiestas y nadie tiene dinero, estamos viviendo en carpas, prefiero juntar cartón y botellas antes de permitir ese sufrimiento”.
Respecto al panorama que se plantea al salir de la escena, Odi refirió que “ahora ya no tienen más excusas, dijeron que el paro era por mí, y que había realizado amenazas que, de hecho, la justicia desestimó, ahora que se lo expliquen a la sociedad”.
Odi también se refirió a aquéllos que trabajaron durante el paro, diciendo que “no tengo problemas con ellos, y pido disculpas si alguna vez les grité carneros”.
Ya antes había habido una referencia a la Festram, la Federación de los sindicatos de trabajadores municipales, a quien Odi reclamó porque recién van a venir a movilizar el viernes 28, “cuando nuestros compañeros van a estar internados”, en referencia a las personas que llevan adelante esa medida extrema.
Un nuevo capítulo en el paro, cuyo desenlace deberá escribirse teniendo en cuenta esa nueva situación.