El sistema es dual, es decir que por un lado el agresor tiene una pulsera y un aparato que establece donde se encuentra y por donde circula; y la víctima a su vez tiene uno similar, que además cuenta con botón de pánico. Los perímetros de ambos son móviles y no pueden aproximarse ni mucho menos cruzarse. Si esto sucede, el sistema emite una alarma al centro de monitoreo, que es responsabilidad de la provincia garantizar mientras que los aparatos son provistos por el gobierno nacional. Según el convenio, que se extenderá por dos años y en cuya materia se viene trabajando desde el año pasado, se cederán hasta cien dispositivos.
El espacio físico para el centro de monitoreo y control ya está asignado en la ciudad de Rosario y cuenta con personal capacitado. Las autoridades apuntan a que gracias a esta nueva tecnología se pueda efectivizar el cumplimiento de medidas cautelares decretadas en toda la provincia en casos de alto riesgo de violencia de género. El control se realiza durante 24 horas, los 365 días del año, de acuerdo a protocolos de actuación preestablecidos.
Se habla de dualidad porque los aparatos tienen un mecanismo que les permite reconocerse entre sí, se georreferencian y se calibran para que se active la alarma si violan la distancia perimetral determinada por la justicia. La pulsera, colocada por personal idóneo del Ministerio de Seguridad, es resistente al agua y dispara un alerta si se intenta manipular, sacar o romper. Además, tiene un sensor biodinámico que registra la actividad corporal.