Acostumbrarse– Por Mauricio Cocchiarella
Domingo 15 de diciembre, día soleado, caluroso. La temperatura, dicen, pasara los 30 grados. Como cada domingo aprovecho a dormir un poco más que cualquier día laboral y me levanté a las diez y media. Me voy a lavar los dientes a la pileta que tengo en el patio, porque de la del baño no sale nada de agua debido a que la falta de presión no posibilita el llenado del tanque. Pero me encuentro con que no sale una gota tampoco de la canilla de la que el agua viene directa de la calle. Todas las mañanas a las siete me los lavo ahí, claro pero son las siete de la mañana donde por lo menos un hilito de agua se asemeja en mi vida a la felicidad.
Quedo mal y se me ríen algunos cuando les cuento que hace por lo menos un mes que no sé lo que es ducharme, que tengo que acarrear baldes desde un tacho de doscientos litros que lleno de a poco para tirar en el inodoro y que por ese motivo no puedo invitar a nadie a comer o siquiera tomar mates.
Esa es, a grandes rasgos, la situación que se vive en el norte de la ciudad. Lo peor de todo es que nos estamos acostumbrando. Por mi posición económica, y a muchos vecinos les pasa lo mismo, no puedo ir a comprarme una bombita, esas que “chupan” el agua de la canilla y la suben al tanque, esas que según dicen Aguas Santafesinas no permite y que muchos habitantes de este barrio tienen. No voy a pecar de moralista, pero no la tengo porque no la puedo comprar, si no tendría una.
Pero la cuestión no es esa, es que desde fines del año pasado tenemos este problema. Juntamos mas de cien firmas entre los vecinos en febrero fuimos a hablar con Oscar Comoto y en resumidas cuentas nos dijo que el problema era la falta de inversión por parte de Aguas y que los vecinos que llenaban las piletas le quitaban presión a los otros. Pero por otro lado en octubre de este año empezamos a tener los mismos problemas y no creímos que nadie en esta época comenzara a llenar las piletas. Cuando fuimos a hablar de nuevo nos dijeron que la inauguración de la planta de ósmosis iba a traer la solución. Para nada, todavía seguimos con el mismo problema.
No es cuestión de echarle la culpa a una sola persona o gobierno, la empresa tiene la responsabilidad de darnos el servicio y el gobierno provincial de controlar que esto ocurra y el municipal de reclamar a quien sea por este problema. Particularmente me siento indefenso por cualquiera de los estados que me cobran impuestos. Tome la decisión de no pagar la factura del servicio de Aguas porque no obtengo la retribución que me merezco, me siento un ciudadano de segunda y es triste decir esto casi llegando al año 2014 en pleno siglo XXI, la esclavitud se abolió hace mucho.
Lo peor es que nos estamos acostumbrando a vivir mal, “si total nadie hace nada” se dice por ahí, eso es lo que buscan que nos acostumbremos, que nos peleemos entre nosotros y ellos miran para otro lado.
Parecería ser que solo en estos 30 años de democracia lo único que conseguimos fue votar, las necesidades básicas de un ciudadano están ausentes en este supuesto estado de bienestar.
