Fuente: El Informe
La denuncia había sido realizada en abril de 2011, luego de que una de las nenas ingresó en la guardia del hospital San José, por lesiones recibidas durante el abuso sexual. De la investigación de este hecho se conoció que otra nena, prima de la primera, también había sido abusada por la misma persona.
Las víctimas tenían entonces diez y once años de edad, y posteriormente se determinó, merced a las declaraciones testimoniales de las víctimas, de testigos, del Instituto Médico Legal, y efectos secuestrados donde se cometían los delitos, que Rubén Herrera, un chapista domiciliado en Colón al 1200, había abusado durante un año de una de las nenas, y una semana –la previa a la denuncia- de la otra. También, que las madres de cada una de ellas habían obrado como “entregadoras” de sus hijas.
Ya entonces había trascendido que dentro del modus operandi del agresor, se incluía la vista de películas pornográficas, que fueron encontradas en la vivienda, en medio del acceso carnal a las dos, juntas o separadas.
Ahora Rubén Herrera fue condenado a la pena de diez años de prisión, por ser autor de abuso sexual con acceso carnal, mientras que Adela Barrera y Ana Gorosito, madres de las chicas, recibieron una pena de nueve y ocho años respectivamente, por ser consideradas, en carácter de partícipes necesarias, responsables de abuso sexual y corrupción de menores agravada, por el hecho de ser las progenitoras de las víctimas.