Un breve acto, en el que no se avizoró a ningún miembro del espectro político cañadense, se realizó a partir de la convocatoria de la Asociación de Derechos Humanos de Cañada de Gómez.
Con carteles y pancartas en el que se recordaba al militante asesinado, y en medio del ensordecedor ladrido de los perros que acampan en las inmediaciones de la Plaza, un grupo de ciudadanos a prueba de desengaños recordó a Santiago pidiendo por justicia para su memoria, y también remarcó, en palabras de algunos oradores, el progresivo ausentismo en este tipo de manifestaciones de una sociedad aburrida que hoy por hoy mira para otro lado.