Este 9 de julio se conmemorará los 200 años de nuestra Independencia.
Ese día un grupo de dirigentes políticos de la mayoría de los territorios que componían las Provincias Unidas del Río del Plata, dieron el empuje final a la Revolución iniciada en mayo de 1810.
Esa jornada, a 200 años de sucedída, parece que fue fácil, pero no fue así. A raíz de las fuertes internas políticas que vivía la futura República, el Congreso, convocado por el Director Supremo Ignacio Álvarez Thomas, debió iniciar sus tareas legislativas en la ciudad de San Miguel de Tucumán, teníendo como fin la Declaración de la Independencia y la redacción de una Constitución Nacional.
Las sesiones comenzaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados. Tras virulentas discusiones enmarcadas en los preceptos de José de San Martín y Manuel Belgrano, en la mañana del 9 de julio, se firma el acta de la Declaración de la Independencia:
“Nos, los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protextando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos: declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad bajo el seguro y garantía de sus vidas haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación. Y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración. Dada en la sala de sesiones, firmada de nuestra mano, sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros diputados secretarios.”
Días posteriores a la jornada que hoy recordamos, comenzó el debate de cómo el flamante Estado Independiente debía legislar su vida institucional.
Aquel Congreso iniciado en Tucumán, finalizó tres después en Buenos Aires con la aprobación de la Constitución Argentina de 1819, popularmente conocida como la Constitución Unitaria del 19. La misma tuvo vigencia hasta la Batalla de Cepeda en 1820.
Hoy los concejales del Bicentenario, tenemos la obligación continuar resaltando la tarea heroica de aquellos líderes que dejaron sus vidas por nuestra independencia.
Fuente: www.concejocdg.com.ar