¿Paradójico, no? En vez de ser el mes del amor, paz y reflexión lo convierten en represión y violencia, y lo que resulta más doloroso es ver en las redes sociales o en la vida misma que compartimos con personas –no virtuales- el pensamiento destructivo para con aquellos que salen a defender los derechos de los trabajadores, maestros, jubilados, niños o indígenas, con palos, piedras y botellas, tildándolos de “vagos, vayan a trabajar”, y lo que es peor, cuando dicen: “está bien ellos se lo buscan”…
Analizando y no comprendiendo esa actitud de muchos ciudadanos, siendo que con algunos de ellos hemos compartido infancia, escuela, vecindad, parentesco, y sabemos que vienen de familias de origen muy humilde y vivieron en barrios muy pobres, y como olvidar que algunos contaban a modo de baño con un excusado en los fondos de su casa. Eran pobres pero con dignidad, y hoy les tocó ese golpe de suerte en la que han mejorado considerablemente su economía, lo cual nos alegra … pero muchos de ellos no se dan cuenta que si sus padres vivieran estarían luchando para que no le descuenten de la miseria que significa hoy una jubilación después de haber aportado toda su vida, para querer vivir con un poco de dignidad.
Cómo pueden tener esa desmemoria con las carencias que han sufrido en la vida y no ponerse hoy en el lugar del que padece; nos duele profundamente que sufran de aporofobia.
Cómo puede ser que no los conmueva que el 50 porciento de los niños en el país sean pobres, tampoco que maten a sangre fría y por la espalda a una persona que reclama por su tierra, ni recordar que en algún momento de sus vidas ellos mismos sufrieron carencias como las que hoy tienen aquéllos que salen a reclamar.
No los conmueve nada que no sea su espacio y su interés propio, y como excusa y complicidad a todo este mal gobierno violador de derechos, insultan justificándose en nombre de una ex presidente como si eso le diera libertad para hacer las barbaridades y vejaciones contra las mayorías.
Juzgan livianamente la conducta rebelde de los que se ven afectados por estas políticas infames , justificando todo tipo de violencia, hasta lo más extremo que es el crimen, aduciendo que ellos apuestan al cambio y que el que reclama pone palos en la rueda justificándose por los errores del gobierno anterior, la construcción de esta confusión sólo termina revelando una realidad que se vive a diario y se sufre en cada lugar, generando angustia e impotencia que inevitablemente llevan a la movilización de las mayorías, donde terminamos siendo víctimas de un gobierno sin razón que en vez de revertir este mal camino que inició, responde con violencia.
Dos cosas nos quedan claras de la ideología de este gobierno: hablar de plata y reprimir.
Adriana Diez