La derecha 0 818

Reflexiones sobre la persistente discusión sobre cómo definirla, en cuanto a modelo o proyecto político.

Por qué se les llama izquierda y derecha a las dos principales tendencias políticas que rigen el mundo (¿y qué tuvieron que ver con ello unas sillas?).
Era 28 de agosto de 1789 y en la Asamblea Constituyente de Francia se hacían la pregunta más revolucionaria de la época: ¿Cuánto poder debe tener el rey? Pero los franceses se enfrascaron en su Revolución, el proceso que puso fin al poder absoluto de la monarquía y de la Iglesia, cuestionado por los burgueses que emergieron como nueva fuerza política.
De un lado, en las sillas ubicadas a la derecha del presidente del organismo, se sentó el grupo más conservador. Del otro lado, en las sillas de la izquierda, se comenzaron a reunir los revolucionarios que tenían una visión opuesta.
Eran los más progresistas de la sala, los que pedían un cambio de orden radical Y así inició una transformación social y económica que tuvo un profundo impacto en el orden político y cuya influencia llegó hasta hoy, no solamente en Francia sino en el mundo.
De ese convulso periodo surgieron, además de conceptos como los “derechos del hombre” y “nación”, los nombres de las dos principales tendencias políticas que han regido el mundo desde entonces: la izquierda y la derecha.
(De Ana María Roura – BBC News Mundo)

¿De qué hablamos cuando decimos “se viene la derecha”, como modelo o proyecto político? En los discursivo, se trata de generar miedo, para garantizar las malas acciones de un Gobierno como único camino a seguir, lo que ya conocemos como termina.

Si hacemos un ejercicio de memoria, podemos recordar frases para no modificar nada en lo económico: en el 83, “nosotros o la dictadura”, en los 90, “nosotros o el abismo”, y se continuó con aquello de “debemos terminar con el pasado”, hoy nos dejaron un desastre, o lo componemos nosotros o quieren más de lo que vivimos.

Pasaron 39 años desde la vuelta de la democracia; hasta hoy con políticas acordes a las necesidades económicas del poder. Hubo devaluaciones y sobre valuaciones, cuyo funcionamiento garantiza las necesidades de los sectores populares; la finalidad de estos proyectos, siempre fueron los mismos, los gráficos de la desigualdad indican claramente el aumento indiscriminado de los más vulnerables.

Estos sectores depositaron confianza y obediencia a los distintos gobiernos, para el cuidado y garantía de sus derechos, y como respuesta obtuvieron despilfarros e impunidades.

Hoy, esos mismos sectores aparecen como culpables de los males profundos que siguen golpeando la puerta de muchos argentinos, acompañados por una sociedad que solo tiene una mirada acorde a los que mandan, quienes siguen siendo los que vulneraron con sus prácticas todas las conquistas populares, llenando de frustraciones a estos sectores mayoritarios, y lejos de devolverles derechos, solo se les escucha decir: encarcelar, lastimar, matar, humillar, la construcción del desprecio, descalificándolos con palabras irrepetibles desde una mirada selectiva y distorsionada.

Tendríamos que profundizar la mirada y analizar cuál es el contexto social y las causas de los hechos para preguntarnos ¿Por qué? Hoy la política se dirime desde los slogans y lo mediático, basado en un simplismo que nada soluciona, todo lo contrario, se profundizan y agravan los problemas; lo que sale en los medios se habla hasta que la noticia entre en el olvido, la política como buenas crónicas alejada de la realidad, o se buscan opiniones encontradas desviando palabras, encasillando al que opina desde otra mirada, así nunca entenderemos de qué se trata la libertad, mientras que la realidad de los vulnerables es tomada como otro paisaje natural.

La inclusión se toma livianamente con una ayuda social. Es un error, aunque esté está bien recibirla, es ese algo que se tiene y es mucho a la nada, pero debería revertirse, para abrir nuevamente las puertas a las posibilidades como distribución real de las riquezas, de igualdad, y serán nulas mientras los proyectos políticos no estén basados en lo humano, terminarán en fracaso, como nos sigue demostrando la historia.

Se avecinan otros tiempos peligrosos para la salud social. Muchos hablan de esperanza, tenerla ayuda, pero mantengamos ciertas reservas, ya que por lo que se ve, se sigue planteando lo mismo desde la mirada del que más tiene, priorizando deudas con organismos internacionales. Hoy vivimos otros tiempos en lo colectivo, y los márgenes se achicaron para los futuros gobernantes que quieran seguir profundizando estas prácticas, cargadas de frustraciones para los más.

Entre una gran mayoría seguiremos construyendo democracia plena desde lo popular, y no desde lo liberal, como nos quieren marcar como solución a este único camino que siguen transitando. Cuando nos digan se viene la derecha, reflexionemos que siempre estuvo, lo que tiene que hacer es irse para siempre, y los gobiernos que se hacen llamar populares, cambiar de silla.

Rubén Eduardo Kelo Moreno

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Muerte de José Luis Cabezas, en un nuevo aniversario de su asesinato 0 583

Cuando mataron a José Luis Cabezas nos mataron a todos, recuerdo la angustia que produjo en todos los sectores sociales, nos sentimos solos, desprotegidos ante el poder que no se ve pero volvía a matar para amenazar y decirnos mandamos nosotros, somos impunes, la Argentina como hoy vemos, era una ensalada de trascendidos, mentiras, versiones ilógicas. pero esa indignación nos unió en una frase que representó el sentimiento popular todos somos cabezas, resulta difícil con la impunidad del poder decir Nunca Más pero muchos seguimos construyendo con militancia, compromiso en lo colectivo, hoy debemos ser conscientes de la importancia de la unidad para romper estas paredes que nos tapan de injusticias , no a cualquier costo, sí contemplando las diferencias y promoviendo los consensos en una gran resistencia contra este mismo poder que sigue volviendo con otros rostros.

Rubén Kelo Moreno

Reconstruir 0 459

Cuando hablamos de la dictadura y lo que sigue generando, no se lo toma con seriedad y se lo ve como algo lejano, sin poner atención a todo lo que vino después, su economía, y parte de esa cultura que sigue vigente para una gran mayoría que no analiza lo que fue, y el porqué de esos años que nos cruzaron como sociedad.

Desde la política se trató de cerrar ese modelo impuesto, que tuvo tres etapas: la del 76, los 90 y la tercera, entre el 2015 ,2019.
Este gobierno, que venía a traer dignidad con políticas populares, sigue apostando a esos caminos de la desigualdad, garantizándolos y excusándose en que no existen otros medios para cambiar.

Nada es casualidad sino consecuencia, y las palabras, si no reflejan la realidad, son solo eso, palabras bonitas en frases armadas. No podemos negar la realidad, pero necesitamos hacer un esfuerzo para entenderla. Creemos que, efectivamente, esos sectores del poder están cosechando lo que sembraron con sangre y muerte en los 70, que cultivaron en los 40 años de esta democracia que supimos conseguir.

Se empeñaron en hacer de la política una mala palabra, y que la solución es profundizar esas prácticas quitando derechos con violencia sumando más marginalidad.

Claro que la historia no es lineal, está hecha de marchas y contra marchas. La expresión, más o menos vehemente, de los conflictos de clase es lo que mueve el amperímetro. Y, o bien permite la bajada de crudas políticas neoliberales que se profundizan día a día y ninguno de los que han estado en el poder ha podido, sabido o querido solucionarlas. Aunque con la necesidad de una articulación más eficiente, la resistencia está.

Por más que la manipulación de los medios la niegue, las distintas movilizaciones docentes y de muchos gremios, donde la masividad les impide ocultarlas, las muestren a su modo, para el desprestigio y la espectacularización del hecho político.

Las marchas de “paren de fumigarnos”, la defensa de los pueblos originarios recuperando territorios, las marchas de los 24 de marzo con miles de personas recorriendo las calles, diciendo Nunca más a golpes de estado, la histórica del 2×1, el llenado de plazas con pañuelos blancos, emblemas de la resistencia por memoria, verdad y justicia, todas estas manifestaciones no se pueden tapar con una mano.

Los grandes medios desinforman y mucha gente repite. No negamos la violencia, que existe y es cruel, pero ya está probado que no se detiene con más muertes.

El problema de la seguridad no tiene nada que ver con la pérdida de garantías. Todo lo contrario, garantizar los derechos humanos básicos es más seguridad.

La violencia institucional, las asociaciones ilícitas que aparecen diariamente en los diarios, éste es el mensaje descarado: actúen que serán protegidos. Necesitamos justicia, derechos, igualdad, comprensión, amor, debemos ser capaces de construir otra cosa, y aún estamos lejos de contar con una alternativa política que realmente dé vuelta la tortilla, cambie el paradigma. Que no tenga todas las soluciones, que se pregunte, que escuche lo colectivo y que todo lo que vivimos como sociedad lo carguemos de contenido político.

 

Ruben Eduardo Kelo Moreno

 

 

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